Se trata de realizar cambios pequeños y prácticos
Vivimos como con una parte de nuestros pensamientos y deseos precedidos por la palabra «si».
Si tuviera más dinero todo iría mejor,
Si lograra ese ascenso tendría más estatus
Si fuera más atractivo encontraría pareja…
Si estuviera casada...
Si termino la carrera..
Cada una de las frases que construimos con este tipo de conjugación es
una forma inútil de sufrimiento, hay un exceso de futuro.
No estas en tu presente viviendo el aquí y ahora.
La psicología define esta realidad como el síndrome de la
felicidad aplazada. Este término explica un comportamiento en el que el ser
humano está siempre a la espera de la aparición de una circunstancia concreta.
Queda claro que, en ocasiones, esa espera está justificada, sobre todo cuando
invertimos tiempo y esfuerzo con el fin de obtener algo concreto.
Consecuencias de aplazar la felicidad
Los efectos del síndrome de la felicidad aplazada son evidentes: en el estado opuesto a la felicidad, nos encontraremos apáticos, melancólicos o irritables. En realidad, lo que está haciendo la persona con este síndrome es aplazar una y otra vez esa felicidad, proyectarla de manera constante hacia el futuro, de manera que nunca llega.
Como consecuencia, se termina generando un miedo, no solo al fracaso, sino también al riesgo en sí mismo, por el miedo a poner en peligro un estilo de vida considerado razonable o estable. La realidad es que, muchas veces, esa imagen de la vida no es real, sino fruto de la aceptación de que “no debemos aspirar a más.
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0 Comentarios
Ahora te toca a ti!! que comentarios tienes de la información que acabes de leer.